lunes, 31 de agosto de 2009

The (ex)nany I

Les cuento:

Localización: memoria a través de los años.

Situación: las enseñanzas que mis chicas lograron darme a lo largo de mi corta vida.

Desde que tengo conciencia (y cuando no la tenía también), que tengo una muchacha que me limpia la casa, me cocina y me ayuda con la tarea escolar.

¡Ojo! Que madre hay una sola y no hay ninguna mejor que la mía, pero siempre estuvo ese personaje de muqui en mi vida.

Ahora se preguntarán, pero ¿quién no tuvo una muchacha así?

Todos practicamente; pero la particularidad del asunto es que en mis mínimos quince años, tuve 13 muchachas (contando las que me acuerdo, porque hay más).

Logré quererlas a casi-todas y con cada una aprendí algo vital para mi vida.

Primero tuve a nomeacuerdoelnombre, que es la señora que trabajaba cuando todavía vivíamos en caballito; ella vivió mi vida conmigo hasta mis cuatro años, así que no pretendan que me acuerde mucho, pero hay una cosa que me acuerdo patente: el molesto ruido de la aspiradora cuando intentaba dormir mi indispensable siestita de la tarde mientras miraba 'La Cenicienta'.

Después que nos mudamos, hubo tres chicas de las que no me acuerdo el nombre, que deben haber durado lo que un pedo en una caja: nada.

Luego llegó la primera que realmente recuerdo, Noemí. Con ella aprendí negocios. Es decir, madre no me dejaba mirar las novelas de la tarde a mis seis años, pero con Noe la cosa era diferente; cambiaba el permiso para ver novelas por mi silencio diario ante su notable obsesión por verlas conmigo.

Cuando Noe quedó embarazada por segunda vez de su novio que después la dejó abandonada, haciéndole cumplir su deseo de ser protagonista de una historia que bien podría haber salido de algún escritor brasileño bien pagado, llegó su prima: Trifina Bartola o, como todos solíamos decirle, Toli.

Toli tenía que ser modelo, y no es joda, yo no se que hacía limpiando mi casa si tenía más curvas que una ruta y era alta como una jirafa; le hacía falta alguien que le dijera que el colorado le quedaba un poco raro, pero fuera de eso estaba todo bien.
Esta muchacha me enseñó de alturas. Mientras ella no necesitaba escalera para sacar cajas de la parte de arriba del placar, y aunque estaba en pleno desarrollo, yo creo que con suerte le llegaba a poder dar la sal del estante de abajo del lavamanos de la cocina. Y miren que buena profesora que era, que hoy y con afirmación de la pediatra, me quedé en 1.60 amigos.

Toli dejó el país por un novio suyo que la solicitaba demasiado, así que tuvo que abandonar el barco de la vida sudorosa.

¿Quién nos podrá ayudar ahora? Mercedes y su hijo recién nacido, Gonzalito.
Con Mecha aprendí maternidad. Imaginense ustedes que con un bebé y viviendo en casa, era necesario saber que hacer en caso de que su madre estuviera en otra cosa; me enseñó a cambiarle los pañales, a bañarlo, cambiarlo, entretenerlo, entre otras cosas, y me sacó el mal hábito (luego de ser descubierta, of course) de pellizcar al hermoso de Gonza. Malvado, lo sé.

Dos años después, Mecha decidió abandonarnos para irse a trabajar a una lavandería de Bahía Blanca junto a su peque, a quien extrañé muchísimo.

Después de varias entrevistas, llegó Estela.
Solamente estuvo dos semanas, pero fue el tiempo suficiente para aprender todo sobre arte; desde el día en el que llegó, hasta el que se fue, no hizo falta mirar Utilísima Satelital para hacer manualidades y a pocos costos. Hicimos dibujos con acuarelas, temperas, papel, cartón; pero lo que me dejó marcada fue la brujita hecha con el tubo del rollo de cocina. Con Cirquerita usábamos de a veinte solamente para hacer brujitas. Unas mononas.

Días después...

2 comentarios:

  1. ¿Quién nos podrá ayudar ahora? Mercedes y su hijo recién nacido, Gonzalito.
    Con Mecha aprendí maternidad. Imaginense ustedes que con un bebé y viviendo en casa, era necesario saber que hacer en caso de que su madre estuviera en otra cosa; me enseñó a cambiarle los pañales, a bañarlo, cambiarlo, entretenerlo, entre otras cosas, y me sacó el mal hábito (luego de ser descubierta, of course) de pellizcar al hermoso de Gonza. Malvado, lo sé.

    No pude evitar reirme, y mucho, sin exagerar.
    Te imaginé con esa cara de pícara, como cuando me chupás la cara -o ataque cocoraky-, con los rulos a todo power y la lengua afuera, pelliscando al pobre nene de pañales.
    Te amo, y gracias por ser mi capuccino de todas las mañanas(?


    CÓDIGO DE VERIFICACIÓN: hugga. Ajajajajaja chau.

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  2. Mi única nany es mi abuela ):. Pero está bueno que hayas podido sacar cosas positivas de cada una, y te acuerdes. Yo en cambio, con tantos cambios y tanto desconocido tratando de volverse conocido, me hubiera cerrado en banda. Además de que soy demasiado independiente, creo que las "muchachas" no van conmigo.

    Beso.

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